jueves, 27 de agosto de 2009

Suena típico, y tópico, pero... hoy es el primer día del resto de nuestras vidas.
Si hemos de seguir aquí, tratemos de hacerlo de la mejor forma posible.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Niñamala - El caminante

Creo que ésta es la canción que mas se adecúa a este día en el que nos encontramos. De momento. Hasta que termine.

La letra os la escribís vosotros, que nadie la ha escrito y a mí no me apetece ahora.

Rectifico. Nadie la ha escrito mientras la escuchaba, pero su autor la publicó en su momento jejeje

Niñamala - El caminante
Hoy estoy tan cansado
De vagar por el mundo
Hoy quisiera morir
Acabar de sufrir
Mil veces me he enamorado
Mil corazones he roto
Mil caminos he tomado
Y mil caminos he abandonado
He recorrido los cinco continentes
Los siete mares y no sé ni cuántos vientres
Buscándome en algún lugar
Buscándome sin cesar
Y ahora ni siquiera sé quién era cuando comencé
Y es que ningún puerto
Es lo bastante ancho
Y es que ningún pecho
Es lo bastante cálido
Soy un pobre vagabundo
Que no encuentra su lugar en el mundo
Soy un hombre perdido
Triste, solo y herido
He recorrido los cinco continentes
Los siete mares y no sé ni cuántos vientres
Buscándome en algún lugar
Buscándome sin cesar
Y ahora ni siquiera sé quién era cuando comencé

Canción: Niñamala - El caminante

sábado, 15 de agosto de 2009

Eyaculación Postmortem - Yo fui una sadoréxica adolescente

Tratando de dejar atrás mi época pop, que se ha extendido durante el último año, ahora me encuentro sumergido en una búsqueda de grupos de punk electrónico. Para que veáis que pese al cambio de blog, la palabra macabra sigue teniendo sentido por este lugar jeje.

Así pues, os presento mi descubrimiento de hoy: Eyaculación postmortem. Juzgadlo vosotros mismos. Lo que os posteo es una poesía de la que parece haber salido la canción y que he encontrado en la página www.mundopoesia.com.

Tirada por la calle
y con la lengua bien rasposa de comer almejas,
como cualquier ramera,
los inocentes me encontraron escupiendo flema
cortándome los brazos con unas cuchillas viejas

Odiaba estar en casa
yo prefería desangrarme por la carretera
bajo la luna llena
y recorrer todo mi pueblo por la noche en vela
por la mañana llegar allá a donde otros ya no quieran.

Pero al pasar el tiempo
ese placer con el dolor se desprendió de ella,
dejé la delincuencia
y ahora disfruto como un cerdo matándome a pajas,
porque la sadorexia ha causado muchas bajas,
mejor que ir al trabajo
mejor que ir a la iglesia
mejor que te hagan un francés en una residencia,
o que te aten una muela al pomo de una puerta
ya lo ves, mira en tu culo a ver que es lo que ves.

Saborea la primavera que se pudre entre tus piernas
recorre las calles,
hasta que se partan tus muñecas, de tantas pajas.

Yo fui una sadoréxica adolescente,
ahora soy una ramera
y no me vengas con filosofía y tu gentileza,
de ser lo que crees ser.

Quémate con cera
hazte daño con un destornillador de estrella,
reviéntate la cara contra el manto de la acera
lávate los ojos
el mundo ha terminado y no te habías enterado.


Composición hecha para "Eyaculacion Post-Mortem"
Album: "Temblad, Temblad, Malditos"
Letra del poemario: "Terror en la septima puerta"
By Vlad-Zmeu

viernes, 14 de agosto de 2009

Los Piratas - Odot

Esta vez voy a hacerle un favorcillo a la comunidad de fans de los Piratas. Esta mañana, escuchando el disco de rarezas Sesiones Perdidas, he descubierto que hay una canción al revés. Si la escuchas tal cual, va a ser que es un sin sentido completo. Nada de satánico vaya. Para escucharla en condiciones normales hay que revertirla. Así que aquí la tenéis ya de forma audible.

Me ha sorprendido que sea ésta y no otra la canción que decidiesen distribuir del revés. No recuerdo otra canción más cruda en cuanto a vocabulario se refiere en toda su discografía. Seguramente, por mucho que divague en torno al asunto, no adivinaré las razones reales, pero lo cierto es que me ha parecido muy curiosa la letra de la canción. Jamás había escuchado a Iván decir tantas palabras "malsonantes" seguidas... ¿Será por eso que le dieron la vuelta? Espero que haya otras razones, porque de ser así, parece que sea como que la esconden o algo así. Al fin y al cabo, no son más palabras, y reflejan perfectamente lo que quieren decir. ¿Hay mejor forma de decir que "todo es una mierda" que diciéndolo sin más? Probablemente, pero seguro que más directo imposible jeje

Aquí tenéis.

Los Piratas - Odot

Todo es una mierda que se compra con dinero
Y al comprarla yo primero, soy primero en rendir cuentas
Sustituyo lo que compro
Con tiempo
Repitiendo poco a poco
Jodiendo
Mil computadoras agarrotan mi cabeza
La noche empieza
Métete un tirito que nos vamos a rodar
Todos lo saben, aceptan, lo saben
Todos ayudan, aceptan la ayuda
Y yo me precipito y les enseño el culo
Jódete tú!
Suelo ser más duro, si peleo no me arrugo
Contestaré a tu encuesta cuando acabe de potar
Jódete tú!
Hay una putita que no para de gritar
La noche empieza
Metete un tirito que nos vamos a follar
Todo es una mierda que se rompe poco a poco
Todo es una mierda que se rompe poco a poco

Canción: Los Piratas - Odot

viernes, 7 de agosto de 2009

La costa Brava - Nadie Sabía que ya Estaba Muerto


Soy de ese tipo de personas que casi siempre descubre tarde a los más grandes. No sé si tengo debilidad por las historias tristes, y por ello gran parte de los músicos que me gustan han muerto (musical o físicamente), o es una extraña casualidad. Ejemplos hay en ambos casos. Desde uno de los componentes de Telefon Tel Aviv, que apareció muerto a principios de año, y cuyo grupo ya me gustaba antes de conocer la noticia, hasta gente como Ian Curtis (yo no había nacido, así que tengo excusa jeje) o Sergio Algora (fallecido hace poco más de un año), ambos muertos antes de que llegase a apreciar su música.

Estos últimos días estoy leyendo el libro de relatos que Sergio dejó perfilado antes de abandonarnos. Así que he decidido hacerle un pequeño homenaje posteando una canción, que es a la vez triste y alegre. Supongo que depende del momento se puede ver de diferentes formas. Aunque por lo que he leído, estoy casi seguro de que él no la escribió intentando que fuese triste. Sea como sea, es una canción que me pone los pelos de punta.

La costa Brava - Nadie sabía que ya estaba muerto

Hoy he dormido con los cascos puestos,
(hoy he dormido, hoy de dormido)
nadie sabía que ya estaba muerto,
(nadie sabía, nadie sabía)
y al día siguiente yo estaba en el cielo,
con mis cosas favoritas y un vermut con hielo,
viviendo despacio un verano perfecto,
con la brisa en la cara, bienvenido al cielo.

Estoy siempre solo pero estoy contento,
(estoy siempre solo, estoy siempre solo)
abajo en la Tierra lo vivía todo,
(abajo en la Tierra, bajo la tierra)
y aquí entre las nubes yo juego a mi mundo,
he conocido a una chica que murió hace tiempo,
y ella me enseña lo mejor del cielo,
lo lleva ella puesto por todo su cuerpo.

Nos sentimos poderosos, nunca estamos feos,
lo mejor de las alturas está con nosotros,
todo ese tiempo lo estuve deseando,
conocer mi gran amor y salir volando.

Canción: La costa Brava - Nadie sabía que ya estaba muerto

domingo, 2 de agosto de 2009

Ida y Vuelta en Espiral

Un día te levantarás y decidirás que ya es suficiente. Que ésa será la última vez que esas sábanas, mugrientas y arrugadas tras cuarenta interminables noches, se despeguen con rabia de tu cuerpo. El desayuno te sabrá como nunca. Ni mejor, ni peor. Diferente. Pensarás en la cara de tus compañeros, de tu jefa. No te importará demasiado. Tratarás de arrancar el coche para ir a la oficina. No querrá. Irás andando. Encenderás tu reproductor. Aunque el camino se hará más largo, y llegarás ya treinta minutos tarde, trazarás una ruta distinta a la que solías acostumbrar. Entrarás con media sonrisa. Te sentarás en tu mesa. Echarás una ojeada a todo, antes de comenzar a guardarlo en una bolsa de plástico. Entonces, tu compañero de enfrente te mirará asombrado. Tenía que ocurrir, dirás. Hará como que no se extraña. De hecho, si alguien tenía que hacerlo, ese eras tú. Pero no habrá pensado que podía haber llegado ya el día. Descolgarás el teléfono. Tu jefa aún no habrá llegado. Tomarás un café mientras la esperas. Como nadie lo sabrá todavía, no tendrás porque hablar de ello en la cocina. El fin de semana bien. Uf, ya sabes, mucha fiesta. Encogerás los hombros. Tus compañeros te envidiarán. También los que parecen no querer demostrarlo nunca. Sin saber que, la gran mayoría de las veces, tú también lo haces. Incluso, cuando la locura es más grande que tú, a los que tienen niños. Media hora más tarde irás en busca de tu jefa. Acabará de llegar. Te hará volver sólo diez minutos más tarde, tras repetirle hasta el infinito la importancia de lo que has de comentarle. Ella tampoco lo esperará. Aunque tal vez el día siguiente cambie de opinión. Ni siquiera tratará de comprar tu voluntad. Es inútil, pensará. Querrá que des por terminados todos tus asuntos antes de irte. Le dirás que no hay tiempo. Que zanjarás todo lo que sea posible por correo electrónico y que, de forma inamovible, a media mañana abandonarás el edificio. No podrá hacer nada. Te dejará marchar a tu puesto. Si supiera cuáles son mis asuntos, me invitaría ella misma a marcharme. Pero no sabrá nada. Tres mensajes y el camino estará despejado. Ha sido un placer trabajar junto a vosotros. Espero que la vida os trate bien. Saludos. Hola a todos, esto que os voy a decir os sorprenderá un poco, pero sé que sólo un poco jeje. Me voy. Dejo el trabajo y me marcho. Aún no sé a dónde. Haré la maleta y me iré al aeropuerto. Cogeré el primer vuelo internacional para el que pueda comprar billete. Ya os iré comentando. No le digáis nada a mi familia. Tengo una semana para pensar cómo hacerlo. Tranquilos, estaré bien. Os quiero. Gracias por todo. Hola, sé que a lo mejor no te importa, pero me voy. Aún no se dónde. Ya veré. Cuídate mucho. Todavía te quiero. Hasta siempre. Tratando de aparentar cumplir, al menos durante el tiempo que te costará salir por la puerta, la promesa que hizo tu lengua a traición en el despacho de tu jefa, agotarás un par de horas revisando las páginas web de las compañías de bajo coste. París. Londres. Praga... No. Ibiza. Hamburgo. Barcelona. Edimburgo... Casi todos esos lugares te aburrirán ya. Aunque nunca habrás ido. Tokio. Nueva York. Viena... Bah. Sólo una hora más. Estambul. Atenas. Venecia. Media hora. No importará. Harás como que vas al baño y desaparecerás sin dejar rastro. El sol te golpeará en los ojos. Te sentirás libre. Saldrás corriendo para llegar a tu casa cuanto antes. Llenarás una maleta. La más grande. Esa vez te asustará no llevar suficientes cosas. Mirarás la casa antes de cerrar la puerta. No sé si llorarás. Cogerás el metro, y en veinte minutos llegarás al aeropuerto. ¿Cuánto? ¿Doscientos cincuenta y tres euros? Está bien. Déme ese. A las doce y media ha dicho, ¿verdad? Dos, tres... humm cuatro horas... cinco, seis... siete... No sé. Finalmente llegarás a tu destino. Lo primero que harás será buscar un hostal para pasar la noche. Cerca del centro, pero con poco ruido. De no ser así, decidirás seguir buscando. Treinta euros por noche. No está mal. Decidirás quedarte todo el día en la habitación. Saldré mañana, te dirás a ti mismo. Los primeros días te sentirás fuera de lugar. No te sorprenderá. Aunque deberás admitir que pensaste en algo más suave. Poco a poco te acostumbrarás, y finalmente decidirás que es hora de empezar a moverse. Te apuntarás a clases de inglés. O de alemán. O vete tú a saber, tal vez de chino. Harás cálculos. Podrás aguantar varios meses sin tener que trabajar, y sin agotar tus ahorros hasta el último céntimo. Suspirarás. Un mes más tarde acontecerá el primer evento al que alguien te habrá invitado. Casi con total seguridad, un compañero de clase. En el mejor de los casos, alguna compañera. O tal vez la joven e inexperta profesora de la academia. Al acostarte, tras la fiesta, pensarás que todo marcha bien. Sonreirás. Dormirás como nunca. Tal vez el día siguiente, incluso tengas ganas de ir a clase. Ganas de verdad. Tres meses más tarde tendrás algo así como un par de amigos, los cuáles ya eran amigos entre sí antes de que tú llegases. Tal vez será también un gran día, cuando conozcas a María. O a Paula. O a Bea. Pero será más grande todavía si consigues que se repita. Si algún día te mira, te sonríe y te da un beso. Si te acuestas con ella. Si te presenta a sus amigas. Si el tiempo comienza a transcurrir más deprisa, pero dejando tras de sí una estela más larga y pronunciada. Si te dice que te quiere. Que quiere vivir contigo. Que acepta tu excentricidad tal y como es. Si te dice que ella también tiene sus cosas. Serás feliz. Al menos por una vez en la vida. Andarás por la calle creyendo saber algo que los demás no saben. Mirando al cielo. Apreciando detalles que nunca observaste. Olvidando otros. Pensarás en lo mucho que te gustaría pasar el resto de tu vida sin más cambios. Creerás que así será para siempre. Un verano, compraréis unos billetes para visitar algún lugar romántico. Con tres meses de antelación. Dime cuánto te costaron y te daré mi parte, te dirá dos meses más tarde. Da lo mismo. No hace falta. Insistirá y tendrás que decírselo. Algún tiempo después, seguramente seguirás pensando en ella. En lo mucho que te gustaría que no se hubiese marchado. Para entonces, seguro que ya tendrás un trabajo en dónde quiera que estés. Lo mirarás de reojo, y acudirás a él regularmente de forma mecánica. Claro, no el día siguiente. Dos días más tarde. Intentando, ingenuamente, hacer evaporar el dolor en veinticuatro horas. Comenzarás a frecuentar algunos bares que no conocías. Y cada noche, una docena de cervezas más tarde, aterrizarás a duras penas en la cama. Empezarán a abrirse seriamente las grietas de tus convicciones. Las mismas que ya tenías casi cerradas. Así que fumarás un poco más que antes. Quince cigarros y dos porros más exactamente. Tratando de llenar de humo cada uno de los rincones de los abismos que no te dejarán ver. Con un diez por ciento más de fortaleza aproximadamente, tus mecanismos de auto-defensa comenzarán a funcionar de nuevo. ¿Y ahora qué? Sentado en la orilla de algún río, observarás fijamente las ondas producidas por las piedras que estarás empujando hacia el fondo. Verás el sol caer. Ese día, probablemente lloverá. Y volverás a casa empapado. Abrirás una botella de vino y verás a la gente pasar por debajo de la ventana. Ajenos a todo. Como si no pasara nada. Los maldecirás ligeramente. En un momento de lucidez, decidirás dormir hasta que no puedas más. Sea la hora que sea. Sea el día que sea. Ya vendrán otros. Pero para entonces, tan sólo verás siempre las mismas calles. Las mismas escenas. Las mismas caras. Las mismas sábanas que cuarenta noches atrás. ¿Cuánto me ha dicho? ¿Ciento sesenta euros? Está bien. En efectivo no, por favor. Con tarjeta de crédito. No, no llevo maleta.

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