martes, 26 de mayo de 2009

¿Te Acuerdas de Mí?

- ¿Te acuerdas de mí?

- ¿Debería? – respondió insolente el renacuajo.

- Supongo. Aunque entiendo que no sea así. El tiempo dejó de correr por ti. Y yo debo haber cambiado mucho en estos treinta años.

- ¿¡Treinta años!? – dijo sorprendido – Entonces…

- Acabo de llegar, campeón. – respondió el hombre con los ojos empañados.

Hacía tanto que nadie le llamaba así… Emocionado, el pequeño se levantó de un salto y se lanzó a sus brazos.

- ¿Qué pasó? – dijo el niño entre lágrimas.

- Esta mañana el paracaídas no se abrió.

- Vaya… ¿Y mamá?

- Bueno, siempre quiso venir a buscarte. No creo que tarde en llegar.

viernes, 22 de mayo de 2009

El Niño Gusano - Ángel Guardia

Bueno... poco a poco voy a intentar retomar el ritmo del blog. Iré poniendo algún relato más y algunas otras cosas. De momento, hoy quiero rendir homenaje a otro de esos músicos que no he tenido tiempo de conocer a tiempo. Un grupo todavía por descubrir del todo, pero que pinta bastante bastante bien. Descansa en paz Sergio. Con ustedes, unos de los grandes abanderados del indie del país, El Niño Gusano.

El Niño Gusano - Ángel Guardia

Del sombrero de copa salí,
a ese lugar yo quiero ir a vivir,
¿no ves que allí no necesito mapas?

Todas las palabras olvidé,
en estuches a medida las guardé,
se habla mejor con la boca cerrada.

Tráteme de usted,
soy mucho mejor que vos.
Tráteme de usted,
soy mucho mejor que vos.

Iré hasta las puertas del borrador,
el señor Tragalotodo me abrirá,
no habrá visitas en tu nueva casa.

Tráteme de usted,
soy mucho mejor que vos.
Tráteme de usted,
soy mucho mejor que vos.
Tráteme de usted,
soy mucho mejor que vos.
Tráteme de usted,
soy mucho mejor que vos.

Y la mujer policía
me acompañará a mi domicilio ideal.
Y mi ángel guardia será el truco definitivo
para pasar un año sin parar de reír.
¡Qué bien sabe no existir!

Del sombrero de copa salí,
a ese lugar yo quiero ir a vivir,
¿no ves que allí no necesito mapas?

Tráteme de usted,
soy mucho mejor que vos.
Tráteme de usted,
soy mucho mejor que vos.
Tráteme de usted,
soy mucho mejor que vos.
Tráteme de usted,
soy mucho mejor que vos.

Y la mujer policía
me acompañará a mi domicilio ideal.
Y mi ángel guardia será el truco definitivo
para pasar un año sin parar de reír.
¡Qué bien sabe no existir!

Y la familia de mi familia
invitará al hijo suplente a cenar.
Y mi ángel guardia quemará todas las pruebas
que demuestren que un día estuve allí.
¡Qué bien sabe no existir!
Y mi ángel guardia será el truco definitivo
para pasar un año sin parar de reír.
¡Qué bien sabe no existir!
Sin parar de reír.
¡Qué bien sabe no existir!
Sin parar de reír.
¡Qué bien sabe no existir!

sábado, 16 de mayo de 2009

La piedra filosofal

Lo mejor sería ir a por el destornillador. La última pieza necesitaba un ajuste antes de poder dar por terminado aquel ser metálico. Era mi obra maestra. El cuadro que todo artista querría haber pintado. La envidia sembrada de la historia que cualquier escritor desearía imaginar. La correspondencia que cualquier amante anhela, buscando escapar de su propia isla. Antaño pinté. Imaginé. Envidié. Aquel día hice el destornillador a un lado y cesé en mi anhelo. Había terminado. La extraordinaria visión de aquella gigantesca criatura me sobrecogió. Bajé la cabeza. Avancé hacia él. Lo abracé. Su tacto era frío y eterno. Tal y como había diseñado nuestro inquebrantable amor.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Volando a Praga

A escasas horas de emprender mi aventura personal en la ciudad que vio nacer, vivir y enterrar a uno de los grandes de la literatura mundial, me pregunto cómo deben ser este tipo de viajes. Libros, cámara de fotos, una libreta y bolígrafo. Deben ser maravillosos compañeros de viaje todos ellos. Lo cierto es que jamás había imaginado hacer algo así. Nunca hasta que se cruzó por mi mente y ya no me dejó en paz. En realidad se puede enfocar de muchas formas. Yo quiero ver Praga de dentro hacia fuera. Quiero sentir que toda mi vida ha estado siempre allí. Después de todo, creo que ya no volveré a ser el mismo. Tengo la ligera impresión de que esa ciudad recorrerá conmigo el mundo durante el resto de mis días. O quizás tan sólo sea un deseo. El deseo de volver sabiendo que en el fondo todo es relativo. Que incluso la existencia, o su propia ausencia, son de alguna forma completamente relativas. El deseo de la aceptación absoluta. El encuentro definitivo con la valoración de alternativas. Pero sí, también. Quiero que sea ella la que me enseñe a quererte mejor.