jueves, 4 de noviembre de 2010

Los 14 discos que cambiaron mi vida

¿Quién no ha querido alguna vez en su vida hacer algo como esto? Nunca creería a alguien que dijese que no, y de creerlo, no volvería a mirarlo igual jamás. Es una de esas cosas sin demasiado sentido que hacemos, puesto que elegir significa a su vez dejar de lado. Pero a pesar de todo, es también una maravillosa forma de dar a conocer ciertas bandas que no forman parte del conocimiento generalizado, y que bien merecen estar en el olimpo de la Música.

Por ello, finalmente me he decidido a publicar la lista de los discos que, en algún momento, cambiaron radicalmente mi manera de entender la música, me encandilaron y no he podido dejar de escuchar desde entonces, dirigieron ciertas decisiones que tomé en mi vida, o simplemente (como si fuera poco), me parecen verdaderas obras maestras.

Quería hacer una lista de diez discos, pero me parecía absolutamente injusto no incluir a alguna de estas bandas. Y por supuesto, estoy seguro de que si me parase a pensar más, haría una lista de más de veinte, y nunca sería capaz de elegir entre ellos.

Así pues, os dejo con los catorce discos que, a día de hoy, me parecen los mejores que he escuchado jamás.


Love – Forever Changes (1967) 

David Bowie - The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972)


  Camarón – La Leyenda del Tiempo (1979) 


Joy Division - Unknown Pleasures (1979) 


Family - Un Soplo en el Corazón (1990) 


Oasis – (What's the Story) Morning Glory (1995) 


Blur - The Great Escape (1995) 


 The Smashing Pumpkins - Mellon Collie and the Infinite Sadness (1995)


Los planetas – Una Semana en el Motor de un Autobús (1998)


Ween – White Pepper (2000) 


Daft Punk – Discovery (2001) 


The Flaming Lips – Yoshimi Battles the Pink Robots (2002) 


  Beirut – The Flying Club Cup (2007) 


Extremoduro – La Ley Innata (2008)

lunes, 1 de noviembre de 2010

Five Spot After Dark


¿Color o blanco y negro? ¿Inglés o alemán? ¿Periodista o basurero? ¿Niños? ¿Incineración o entierro convencional? ¿Sonreír o llorar? ¿Nómada o sedentario? ¿Algunos principios, quizás? ¿Vida insana o deporte? ¿Drogas? ¿Traje o vaqueros? ¿Hipoteca o mendicidad? ¿Mendicidad o hipoteca? ¿Alboroto o silencio? ¿Música u olvido? ¿Eternidad o instantes? ¿Niebla, sol, borrascas, tormentas de verano? 

De repente, aquel día, la lluvia dejó de repiquetear sobre la uralita. Y fuera, justo al lado del cerco de madera que encerraba las llamas, empezó a abrirse una flor, ligeramente desorientada, a juzgar por sus ojos pálidos bañados en cuarto menguante.