Cielos, cómo brilla hoy el valle. Y los rayos de sol sobre el lago, que a su contacto, tiemblan de miedo como la primera vez. El verde olor de la hierba trepa hasta mi nariz y me emborracha. Y las alas de los pájaros, en cada batir, crean nuevos colores sobre el lienzo que ahora cubre el tiempo y el espacio. Pestañeo y todo es distinto. La luna sonríe. Me guiña un ojo. A su alrededor, un grupo de estrellas colgadas de sus alas ejecutan impecables una coreografía jamás ensayada. Abro los ojos, y al volverme a buscarte, descubro que esta vez no te has ido.
sábado, 24 de octubre de 2009
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