La brigada de los anhelos

Si hoy tratase de recordar lo que aquel día, bajo las ramas de aquel imponente hombre verde hecho de ramas, Elena le pidió al cielo, no creo que pudiese traerlo de vuelta. Quizás debió haberle tomado una foto, o desear cualquier otra cosa, pero no fue así. Y no es que los deseos de los demás no le puedan servir en un momento dado: ese reloj expectante, ese anillo que pende de un hilo, tres para una chica, cuatro para un chico... Pero robar sueños y deseos es lo más cercano a estar muerto. Algo tan personal que alguien debería plantearse incluirlo bajo la dirección en el documento de identidad. Elena. 28 de diciembre de 1982. 75 Grosvenor rd. M89 P65. Manchester. Reino Unido. Vivir sin lamentar. Volar sin tener que saltar al vacío. Seguro que así no los olvidarías, ¿verdad? ¿Te imaginas? Señorita, esos sueños están caducados. Tiene 15 días para decidirse por unos nuevos y personarse en la comisaría de policía más cercana a su domicilio. Huele a carcajada y tiniebla, pero al menos tendríamos una forma de averiguar cuándo ha llegado el momento de pasar página.

Sea como sea, deberías decidir. Nadie va a venir a pedirte que cambies tus sueños, pero si no logras recordarlos, mejor que no tardes en empezar a buscar unos nuevos. Abajo a la izquierda tienes un hueco. Entre el rayo de luz y los siete  píxeles de color 232323. Si aquel día soñaste con algo, seguro que puedes volver a hacerlo. Deja de tomar esas pastillas rosas. Aunque no seas capaz de recobrar la confianza en la gente. Aunque ya no pienses en mí. Pese a que ya no recuerdes ese momento. Incluso si tu corazón blanco y tu cuerpo de niña no quieren venirse a ninguna otra parte.

Música: Dorian - Cualquier otra parte