domingo, 7 de marzo de 2010

Un pedazo de eternidad

Como alguna gente sabrá, y otra no, antaño, las cosas que escribía tenían una forma distinta, iban dirigidas a otro tipo de público (aunque no son públicos excluyentes, desde luego), y tenían música por detrás (o por delante... ¿Cómo saberlo?). De aquella época, y sin menospreciar el resto, me quedo con lo último que hice (hicimos). Aquel último trabajo tenía una portada, para mí, realmente memorable (nunca sabré como agradérselo a su autor).

Ayer, tras levantarme, sin quitarme si quiera las legañas, alguien me sorprendió con un maravilloso comentario sobre ese cd y esa portada. En mi opinión, no podía quedar en el olvido de los comentarios del blog. Tenía que estar aquí, dónde las "grandes cosas". Así pues, sin más, os dejo con ello. Y no, no pienso retocar absolutamente nada de esas palabras. No soy quién para hacerlo, ni lo veo necesario en absoluto. Me tomo la libertad simplemente de cortar el comentario por el lugar que considero adecuado, y poner algún espacio olvidado.


Las curvas de las carreteras secundarias por las que circulaba eran lo único que me mantenía despierto. La noche cerrada, la lluvia, el cansancio, la desidia y el hartazgo general de esta puta vida eran mi única compañía. Y me dije: "Riders on the storm vendría ahora como picha al culo (que dice un amigo del vecino de un primo mío)". Así que me puse a buscar un recopilatorio (inverosímilmente original) de los Doors que llevo como analgésico. Pero por más que porfiaba no encontraba el disco, hasta que después de Ilegales y Led Zeppelin percibí un tacto peculiar.
Era un cd sin abrir, con su envoltorio. A pique estuve de besar un quitamiedos del paralís que me entró. ¿Qúe coño es esto?, ¿algún pérfido encantamiento del mago Frestón? - pensé.
Y vi entonces la portada: lo que parece un niño, en una cama de forja sobre una playa, entre sábanas blancas. Con un implacable infierno a sus espaldas, separado del cielo por un sol que no sabe si sale o se pone. Mirando hacia arriba, quizás a la libertad que el cielo presenta, pero teniendo por delante el mar, no menos libre, más proceloso, con un azul robado y superficial que sin duda oculta el mismo destino al que no quiere mirar. Ciertamente parece querer atrapar un pedazo de eternidad.


El último sucesor.

1 comentario:

  1. Tienes esta maqueta disponible? Es que quiero descargármela pero no la encuentro en ningun lado disponible. Mi mail es j.delriomalla@gmail.com, un saludo y gracias!

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