jueves, 29 de abril de 2010

Historias de los ojos rojos - Abril 2010:
A, b o c (Fin de la era Vulture)

Las historias de los ojos rojos vuelven. Gracias a David por su inestimable colaboración y su arte al otro lado del objetivo. Y por hacer de modelo! jeje Por si se crean dudas entorno a la foto, quiero decir que yo me la encontré ya hecha. Lo dejo ahí. 

Y si alguien tiene quejas sobre alguna de la música que escucho ahora, este hombre tiene parte de la culpa ;-)

Si queréis echarle un ojo a su trabajo:
http://alteraciomental.blogspot.com/
http://www.flickr.com/photos/davijd

Nota: Si por algún casual, alguien sigue leyendo mis historias en Vulture, que sepa que ni esta foto, ni la anterior, son obra de Manel Santos, sino de las respectivas personas que yo he indicado aquí (Vicent Santos Espinosa y David Rosell Ortega). Disculpad las molestias. La corrección del asunto está fuera de mi alcance. 

Nota 2: La decisión está tomada y comunicada: Las Historias de los ojos rojos abandonan Vulture. Las razones que me han llevado a tomar esta decisión me las reservo. Lógicamente, no me hubiese gustado llegar a este punto. A partir de ahora, seguiré confeccionándolas y publicándolas, pero sólo aquí. Tal vez algún día las publique en otro lugar, pero por el momento, éste será el único sitio en el que podrán ser leídas. La frecuencia de publicación para las siguientes entregas está en el aire. Trataré de marcarme unas reglas conmigo mismo. Cuando lo sepa, os lo haré saber.

Texto: Víctor Isabel Bueno
Fotografía: David Rosell Ortega


Nunca te dijeron que esto era así, ¿verdad? Ya, lo comprendo. En el fondo, no hay normas. No hay leyes. Lo siento. Esto es el mundo real. No hay nada más real que esto. Lo que ves. Lo que puedes tocar. Lo sabes, sí... Lo sabes. Pero no te gusta. Podrías salir y comprobarlo otra vez por ti mismo, pero tal vez ya sea demasiado tarde. Nada de lo que te diga va a hacer que cambies de opinión, ¿no es cierto? Está bien, entonces juguemos. Aquí podemos tener reglas. Podemos hacer lo que más te apetezca. Si quieres, puedes no volver a moverte. Dejar tu cuerpo morir poco a poco, hasta que al fin, uno de esos días en los que el viento sobrevuela los edificios de la ciudad, desaparezcas y nunca nadie recuerde ya tu nombre. Sí. De verdad. Podemos hacerlo. Pero en el fondo, el peso es tan grande que no sé si podrás hacer nada por más que lo intentes. No me culpes a mí. No te equivoques. No sé quien está detrás de todo esto. Pero no. No soy yo. Puedes estar seguro. Puede que sea alguno de esos yonquis que le dan a los callejones de tu barrio ese aspecto tan realista. Una de las ratas que recorren las cloacas bajo nuestros pies. O la puta de la nevera y la sombrilla. Ésa que te cruzas todos los días cuando vas al trabajo. Sí. Ésa. ¡Oh! ¿¿de veras??, vaya. Entonces, no. No lo sabía. No no, claro. Dudo mucho que fuese un travesti. Demasiado conceptual. Casi macabro. Debe ser algo completamente distinto. ¿Una chica de color? De color negro, claro. Creo que ves demasiadas películas. Antes que eso, es mucho más probable que no exista. O que sea cualquiera de nosotros. Sí, es complejo. Pero también muy lógico. Nuestras pequeñas mentes alcanzan a ver tan sólo hasta ese punto. No pueden distinguir nada más allá. Es normal que el final esté borroso. Está hecho a propósito para depositar en nosotros esta inquietante tranquilidad. La tranquilidad de lo difuso convertido en ciencia, mito, leyenda. La inquietud de lo lejano, de lo puramente incierto.

¿Despertaste al fin? Ya era hora. Pensé que esta noche no terminaría nunca. Te he preparado algo de comer. Te lo daré, si me dices qué decisión has tomado. Ah sí. Lo siento. No puedo quitarte la mordaza, hablas demasiado. Debes aprender a escuchar. No me mires así, tú te lo has buscado. Era mucho más sencillo callar. ¿Y bien? Tampoco es tan complicado. A, b o c. Lo he simplificado todo en tres opciones. Te puedo asegurar que eso sí ha sido un arduo trabajo. Tú lo tienes casi todo hecho. Sólo has de elegir. Está bien. Come un poco antes. No tenemos prisa. Los relojes siguen funcionando, pero para nosotros el tiempo se ha detenido en este preciso instante. Mira, si quieres, hasta podemos fumarnos un buen porro de hierba. E incluso follar como dos putas hambrientas antes de que me lo digas. Sí, claro. No te gustan los hombres. Lo sé. Pero créeme, al final, todo es lo mismo. Nuestro cuerpo tan sólo es un vehículo. Pero está bien. Tampoco quiero hacerte enfadar. Ya tendré tiempo después. ¿Sabes? Desde que me dijiste lo de la puta de la sombrilla, no puedo dejar de pensar en ello. ¡Eh! ¡Cambia esa cara! Cada cual es libre de hacer lo que le venga en gana. Y como ya te he dicho, al final, nada importa.

Es bonita, ¿verdad? Supongo que si te digo que me pone cachondo verme reflejado en el filo, pensarás que estoy loco. Claro, lo dices por cumplir. Pero sé lo que piensas. No hace falta andarnos con tonterías a estas alturas. Cógela. Verás como cambia tu punto de vista. ¿No es lo más grandioso que el hombre ha podido crear jamás? Podría estar mirándola durante todo el día. No hay nada tan perfecto y limpio como los cortes que produce. Nada. Ésa es la única verdad que conozco. El dolor. El placer. Me gustaría que tú sintieses lo mismo. Recuerda que fue tu elección. Podrías haber escogido la a. O la c. Pero escogiste la b... ¡Claro que eran distintas! No hay forma de que aprendas... Sea como sea, escogiste la b. Ahora, cierra los ojos y olvida que estuviste aquí. Piensa que tan sólo ha sido un sueño. Una broma de mal gusto. Lo prometo. Volveremos a vernos algún día. En algún lugar. A causa de nada. Para nada... Pero ahora duerme. Duerme... Ésta es tu elección.

2 comentarios:

  1. Escalofriante amigo mio!! Me ha gustado mucho, de veras.
    La putada de siempre elegir xD

    Nos vemos el viernes!!

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