miércoles, 18 de febrero de 2009

La Unión - Vivir al Este del Edén


Sí, seguimos viviendo al este del Edén. Tal vez al oeste. Al norte. Al sur. A veces cerca. Otras muchas, lejos. Pero nunca en él. Supongo que lo suyo es acostumbrarse, pero creo que nunca podremos hacerlo. Porque el Edén tan sólo existe en nosotros mismos. Yo lo imagino partido en dos. Sólo eso. No separado. Unido con un hilo irrompible transparente que nadie puede ver. Un hilo del que se puede estirar. Cuya acción es mucho más efectiva que una llamada de teléfono, una carta, un correo electrónico... Si algún día muero, espero que sea ahorcado con el hilo que une esas dos partes de mi Edén... Al fin y al cabo, sólo quedará un cuerpo. Tan sólo un símbolo eterno...

La Unión - Vivir al Este del Edén

Paseando el otro día en la mañana,
me encontré un amigo de la niñez.
Hablaba con nostalgia de la infancia,
qué dura se ha devuelto la vida después.

Qué largos parecían los días,
eternas las tardes sin saber qué hacer.
Ahora el tiempo pasa y no perdona,
se van meses y años para no volver.

Quién te ha visto, amigo, y quién te ve.
Cómo te va la vida, a mí ha ido bien.
Tan lejano el paraíso aquel,
estoy acostumbrado a vivir al este del edén.

Qué es lo que tiene el aire en la mañana,
qué limpia los temores de mi corazón.
Las dudas que anoche eran tinieblas
son simples tontería a la luz del sol.

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