lunes, 16 de febrero de 2009

Praga

Sus sombras me cogen y me estiran. Me lanzan. Me persiguen. Me secuestran. Su luz se esconde. La huelo. La pierdo. Lugar de huida. De búsqueda. De encuentros íntimos. Parece que he pasado allí la vida entera. Jamás he pisado sus calles. Elena revive en sus plazas, sus puentes. En el cementerio judío. Iré a buscarla. ¿Quién sabe dónde estará ahora? De rodillas frente a una tumba. Girando sobre sí misma con los brazos abiertos entonando una melodía desconocida. Moriré si no te encuentro. Morirás de todas formas. Aunque tal vez encontremos un lugar para los dos. Vivos o muertos. ¿Qué importa? Juntos. Libres. Lejos de las miradas. Cerca de nada. Sólo almas. En un atardecer de mayo. En la escena más tétrica que la naturaleza sea capaz de componer. En el último fleco de una sonrisa que se apaga en la noche más negra...

2 comentarios:

  1. Que grande amigo....

    Yo tampoco he estado pero me han entrado ganas locas...

    Siempre un placer leerte

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  2. Eiii... bueno, bueno, pero después si vas y no te gusta, no me pidas responsabilidades... que todo eso sólo está en mi cabeza... allí, puede que sí o puede que no... jeje

    Otro placer!

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