jueves, 4 de junio de 2009

Te Cambio la Pelota por un Beso

Entonces reconocí la mirada de la fotografía. Era Mario, ahora estaba segura. Regresé a casa. Los días posteriores traté de disimular. Si alguien me preguntaba, utilizaba la clásica excusa del trabajo. También para salir airosa de los calentones de mi marido. Quise volver a verle. Cogí nuestra pelotita de goma y salí disparada imaginando las tardes que pasamos juntos. Allí estaba. Y yo, veinte años más joven, frente a él sin poder marcharme. Le propuse un cambio: la pelota por el beso que tanto tiempo me estuvo negando. Después me marché. No he podido volver a besar sin recordar el dulce tacto de aquel mármol, aquella fotografía.


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